Falsas salvaguardas: Las capacitaciones de las fuerzas armadas en derechos humanos y género

Las fuerzas armadas cada día adquieren más y más poder. Ante las preocupaciones por el militarismo que estamos viviendo y el señalamiento de los múltiples abusos que han perpetuado, se nos señala constantemente que todo va a estar bien porque ya “se están capacitando en derechos humanos”.

Las organizaciones Data Cívica, EQUIS Justicia para las Mujeres e Intersecta buscamos analizar si esto, en efecto, ocurre. ¿Se están capacitando las fuerzas armadas? Y si sí, ¿en qué términos? Y, más importante aún, ¿cómo podemos saber que las capacitaciones están, de hecho, funcionando? Todas las respuestas en nuestro informe «Falsas salvaguardas. Las capacitaciones de las fuerzas armadas en derechos humanos y género (2010-2019)».

¿Qué encontrarás en este informe?

El principal hallazgo que resulta de esta investigación es que ninguna de las instituciones de fuerzas armadas —SEDENA, SEMAR y Guardia Nacional— cumple completamente con la obligación de tener programas de capacitación en materia de derechos humanos y género para su personal, así como tampoco cuentan con evidencia suficiente que permita evaluar el resultado de las capacitaciones que sí se llevaron a cabo.

A partir de este informe, afirmamos que la estrategia de capacitación se convierte en una falsa salvarguarda, ya que no equivale, en automático, que las fuerzas armadas en el ejercicio de sus labores respeten los derechos humanos y disminuyan la violencia. La problemática sigue girando en torno a su actuar sin reglas, ni límites claros, y en directa contravención a lo mandatado tanto por la Corte Interamericana, como por la Constitución.

Además, en un esquema de recursos escasos, la inversión en capacitaciones significa no utilizar recursos del Estado en otras acciones o políticas públicas que podrían funcionar mejor para atender problemas públicos como las violencias contra las mujeres.