Ko’olel: Mujer sembrando justicia

Reseña

Por Fátima Gamboa

El cortometraje se enmarca en el paisaje de las comunidades, las dinámicas y los elementos: agua, aire, fuego y tierra que juegan un papel simbólico en la narrativa de transformación pasada, presente y futura de las vidas de Fanny y Elo.

Ya ha pasado la tormenta… y, así como el agua de la lluvia que reposa en la tierra refleja el cielo aún nublado, dos mujeres de origen maya miran sus propias vidas y violencias pasadas reflejadas en las historias de otras mujeres del pueblo. El dolor, impotencia, miedo y confusión marcaron sus vidas, lo cual las llevó a hilar sus pensamientos, cuerpos y relaciones con otros discursos diferentes a los de: “carga tu cruz” “tú te lo buscaste” “la falla es tuya”.

“con razón no quería esta vida, si tenía el derecho de elegir otra”

Fanny

Ellas se articulan y ejercen liderazgos comunitarios como promotoras mayas de justicia:

Fanny, mujer que camina sobre la arena y sus huellas no las borra el mar; buscó en la pasión por su trabajo, la autonomía económica y el conocimiento de sus derechos, formas nuevas de desafiar lo aprendido, desafiarse a ella misma para salir adelante y poner límites con su pareja y ¿por qué no? salir a bailar

Elo, tal como con la fuerza transformadora de las llamas de un fogón, enseña a sus hijas y a su comunidad que la vida no es la misma: ya cambió; desafía con valor la negación de justicia y discriminación estatal, denuncia la falta de intérpretes y la justicia para el que pueda pagarla

“no importa de dónde venimos, cómo somos, qué ropa traemos (…) no bajen la mirada, mantengan la frente en alto, conózcanse, sepan en dónde están y que como mujeres valemos mucho”

Eulogia

Ambas Fanny y Elo, deciden cambiar el rumbo de sus vidas, rompen con el pasado de violencia. Ellas son la semilla y las sembradoras; sus experiencias y valentía son las flores y el canto de los pájaros que da esperanza de un mejor futuro a otras mujeres porque, cuando se mueve una mujer, todas se mueven. Fanny y Elo nos enseñan que la primera justicia inicia por la propia.

Ambas Fanny y Elo, deciden cambiar el rumbo de sus vidas, rompen con el pasado de violencia. Ellas son la semilla y las sembradoras; sus experiencias y valentía son las flores y el canto de los pájaros que da esperanza de un mejor futuro a otras mujeres porque, cuando se mueve una mujer, todas se mueven. Fanny y Elo nos enseñan que la primera justicia inicia por la propia.

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